El día comienza temprano. A las 7:10 h. salgo de casa hacia la estación central, donde está la parada de autobús que me llevará al colegio en el que iniciamos hoy la jornada.
Se trata de uno de los centros más modernos de Lund. Se nota cuando veo el edificio. Silvia me cuenta que en los últimos años construyen colegios en planta baja y primera, y de ahí para arriba, viviendas. Impensable en España.
A las 8:00 h., puntuales, dos alumnos de español de 9 y 11 años, llegan al aula. Tienen la clase de español antes de comenzar su jornada escolar. Me presento y nos ponemos a trabajar. Reciben con entusiasmo mis propuestas y se muestran colaboradores y participativos. Me llama la atención su forma de escribir (algo que ya he venido notando en días anteriores): sin direccionalidad adecuada, ni letras enlazadas. Tampoco tienen destreza en el uso de las tijeras. Por lo que me dicen, estos aspectos se trabajan poco en la escuela sueca.
Les cuento la leyenda del otoño, practicamos el vocabulario y realizan una manualidad relativa a la cultura española: una castañera. Termina la clase y se van muy contentos y agradecidos. He disfrutado mucho en esta sesión.
Visitamos después el Centro de Lengua Maternas, donde hoy hay reunión de todos los profes. Es curioso ver esa amalgama de idiomas que se entremezclan mientras compartimos un café.
Tiempo libre hasta después de comer, por lo que decido dar un paseo, aprovechando el sol por el jardín botánico. Estoy maravillada con los colores del otoño en toda la ciudad.
A las 16:00 h. vuelta a clase. Tenemos un grupo de 16 a 18 años. Tienen un alto nivel de español. Con ellos comparto dos horas de conversación sobre distintos temas en los que están interesados: la universidad, la vida de adultos, cultura española y diferencias con la sueca… Un rato realmente agradable, donde se percibe su interés por el idioma y por los aspectos que nos unen como europeos.
Acaba el día. El frío se apodera de la ciudad y las calles se quedan vacías de nuevo.
Estoy cansada, pero muy agradecida por esta oportunidad, que una vez más me brinda ERASMUS.
Qué maravilla Inma. Me alegra mucho que estés disfrutando tanto de esta experiencia y de esos paisajes otoñales tan bonitos. Unas fotografías preciosas para el recuerdo.
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