Hoy ha sido un día especial. No hemos estado en el colegio. A las 7:30 h. nos recogía el autobús para ir de excursión. Dos horas de viaje hasta llegar a Levoca; preciosa ciudad por la que paseamos y visitamos la basílica de Santiago. (Sí, está en el camino de Santiago de Compostela). Realmente preciosa. Un paseo desafiando el frío después de la visita y de nuevo al autobús que nos llevaría a una famosa estación de esquí. Allí por fin salió el sol (por primera vez desde que llegué a Eslovaquia).
Hemos pasado un día estupendo. Me quedo con varias cosas:
- Los alumnos, eslovacos y chipriotas, hablando conmigo sobre España, preguntándome si estaba bien y compartiendo momentos y experiencias. ERASMUS tiene esto, la posibilidad de renovar tu vocación y confirmar que la nuestra es la mejor profesión del mundo. Son tan cariñosos y tan espontáneos que me hicieron recordar a mis niños. ¡Cómo me gustaría que estuvieran aquí!
- La maravillosa experiencia de compartir con otros maestros de tan diferentes procedencias nuestras vivencias, intereses, preocupaciones, risas,... como si nos conociéramos de toda la vida.
Realmente me siento hoy muy agradecida a la vida:
- A mis padres, que cuando era muy joven me permitieron viajar para mejorar mi inglés. Gracias a ellos, a sus mentes abiertas, hoy puedo comunicarme en cualquier lugar del mundo y conocer gente maravillosa.
- A mi familia, que me anima a realizar estas experiencias, que confían en mí y que me apoyan siempre.
- A mis compañeros, que asumen mi trabajo en el colegio, para que mis alumnos no noten mi falta.
- A mis alumnos, que se sienten orgullosos y esperan con entusiasmo mi vuelta para que les cuente.
Sólo espero estar a la altura y ser capaz de transmitir el espíritu ERASMUS en mi vuelta al cole.
Mañana es día de despedidas y de un largo viaje de vuelta a casa.
Me ha gustado mucho compartir esta experiencia con vosotros.
Millones de gracias por seguirme. Me he sentido acompañada en la distancia.



















































