Un año más me embarco en la aventura de seguir conociendo diferentes países, culturas, sistemas educativos y maestros de Europa. Es mi quinta experiencia de movilidad Erasmus+, pero los nervios y la emoción son los de la primera vez.
Anoche, después de 11 horas desde que salí de Málaga, dos despegues, dos aterrizajes y 150 páginas de lectura en el aeropuerto de Viena, llegué a Kosice (2ª ciudad más grande de Eslovaquia). Allí me esperaban Jara y Anicka, directora y maestra de mi centro de acogida. Aún nos quedaba una hora de coche hasta el alojamiento. No tuve tiempo de pensar mucho donde estaba, qué hacía yo en este lugar del mundo... apenas en unos minutos el sueño me rindió.
Amaneció con una niebla muy espesa, lo que intensificaba la sensación de aislamiento. Un café para espabilarme y enseguida me recogió Anicka para ir al colegio. En contraste con el inicio del día, una cálida bienvenida me esperaba allí. Suculento desayuno, un ratito de charla con las compañeras y revisión del programa de trabajo. Después a clase.
Inglés en 1º: canciones, juegos de vocabulario, actividades digitales. La profe acompaña todas sus órdenes con gestos. Ni una palabra en eslovaco (solo tienen 6/7 años). Tienen libro de texto, pero solo lo abren los 5 últimos minutos de la clase. Mariana, la “teacher”, no los deja parar. 45 minutos después, acaba la sesión. Entre clase y clase, siempre 10 minutos de descanso.
2ª sesión: música: canciones, bailes, expresión corporal, ritmo, danzas tradicionales… De nuevo, mucho movimiento. Los niños disfrutan y participan con entusiasmo.
A las 12 nos vamos a comer. Las tutoras atienden a los alumnos en el comedor (ya he visto esto en otros países). Después de comer, actividades: juegos en el exterior, juegos de interior, deberes,... Están en el colegio hasta las tres. Cuando salimos, aún es de día, pero no queda mucho para que anochezca.
En un rato, iremos a visitar Kosice y más tarde a recoger al grupo de Chipre, que ya viene de camino. Antes de salir del cole, hemos pasado un ratito en la casa de las abejas, relajándonos. Jamás pensé que sería capaz de hacer eso. Ya veis, es lo que tiene Erasmus. Siempre nos sorprende.
Para ser el primer día, está siendo bastante intenso y ya me siento como en casa. Los alumnos me saludan y me dan abrazos. No pueden ser más monos. Todo el mundo se muestra acogedor. Una gozada.
Voy a descansar un ratito. Os sigo contando.











Cada día, cada minuto, cada segundo será un aprendizaje seño!!
ResponderEliminarMuchas gracias Rosi por seguir de cerca el blog.
EliminarA disfrutar de la experiencia Erasmus+. Vivencias y experiencias para la mochila de la vida!!
ResponderEliminarGracias Lola por tu comentario!
Eliminar¡Qué lindo compartir experiencias con todos nosotros, Inma. Disfruta mucho de la experiencia y esperamos tu segundo comentario.
ResponderEliminarVive la experiencia siempre a tope, como tú sabes. Aprende y disfruta todo lo que puedas.
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