6:30 h, suena el despertador. Último día en Lund. Día soleado de momento. Parece que la ciudad quiere despedirse de mí de forma radiante. Desayuno rápido; hoy sin charla con Stephan, tengo que coger el autobús a las 7:15 para encontrarme con Silvia. En el autobús, el datáfono parece no responder a mi tarjeta, por lo que el conductor me indica que me tome asiento sin problema, que no pasa nada. Llevo conmigo una bolsa de Ikea con tres balones que me han estado acompañando durante toda mi estancia aquí por todos los colegios que he visitado. Al bajarme del autobús le pido al conductor que se cobre el billete, cosa a la que no accede; se lo agradezco y le deseo un buen día.
Me encuentro con Silvia y nos dirigimos en su coche hasta una escuela cercana a donde ella vive. En el trayecto vuelve a decirme que le encanta leer mi blog y los comentarios que deja la gente, pues le permite mirar la experiencia desde otra perspectiva y con otros ojos. Me pregunta cómo hago para que tenga tanta repercusión. Le contesto diciendo que no hay ningún misterio, que el único secreto es el trabajo y la ilusión por trabajar en proyectos Erasmus.
Hoy tenemos varias citas en el programa. La primera, en la escuela Backaskolan, donde Silvia da clases de lengua materna a un grupo de 9 alumnos de distintos niveles. 8:00 h. Los alumnos van llegando de la mano de sus papás. Silvia me presenta a Guillermo, español de San Sebastián afincado en Suecia desde hace 13 años. Mantenemos una corta conversación que deriva en la controversia que, a su juicio, vive el país en relación a la conciencia medioambiental. Guillermo entiende que los suecos son muy respetuosos con el medio ambiente, pero que por otro lado su economía de consumo no encaja con esa visión, lo cual entiende no deja de ser una paradoja.
Nos reunimos en una sala con los chicos donde nos presentamos, establecemos normas y salimos al patio. En el patio de recreo, delimitamos un espacio junto a una pequeña cancha de baloncesto para trabajar y nos ponemos manos a la obra. Hace fresquito, pero al menos está soleado. Aunque es temprano, parecen chicos listos y despiertos que comprenden perfectamente las instrucciones y reglas de los juegos. Ya desde el calentamiento les veo muy motivados y entusiasmados, nada que ver con la actitud de algunos en la clase del otro día. Intento cambiar rápido de actividad para que la motivación no decaiga. Percibo su expectación cada vez que les explico una nueva actividad, lo que quiere decir que están enganchados. 9:00h. La clase llega a su fin, noto que se quedan con ganas de más, pero al menos se van, pienso, con muy buen sabor de boca. Terminamos como siempre con un fuerte aplauso por el trabajo bien hecho y nuestro grito de guerra. Me chocan la mano y se despiden de mí con agradecimiento. Mis sensaciones hoy sí, son muy positivas, pues todo ha salido según los previsto y hemos logrado nuestro propósito, utilizar el juego como vehículo de expresión en lengua materna. Silvia también se despide de ellos hasta el próximo curso, es la última clase que tienen de lengua materna este curso escolar.
9:15 h. En la misma escuela Backaskolan, asisto como observador a la sesión final de un proyecto de integración que llevan a cabo los profesores de lengua materna en colaboración con los profesores de la escuela. Se trata de un proyecto experimental que ha dado muy buenos resultados y que podría tener continuidad el curso próximo, según me cuenta Silvia, si bien ella no es muy optimista. El alumnado inmigrante en las escuelas suecas es bastante elevado y este proyecto trata de integrar a ese tipo de alumnado en los centros y en la sociedad a través del trabajo de una serie de bloque de contenidos que muestren la infancia de una forma global. Durante la sesión, el grupo de 20 alumnos de distintos niveles y origen, dan respuesta en una cuartilla a un quizz test. Posteriormente, mientras se comen un polo, la profesora sueca completa un formulario de autoevaluación con las aportaciones a modo de feed-back de los alumnos sobre todo el proyecto. Acto seguido, tiene lugar en un auditorio situado en el patio de recreo, un pequeño acto en el que se dan cita autoridades educativas locales y todos los profesores y alumnos del centro para celebrar que la biblioteca del centro ha sido galardonada con un importante premio a nivel nacional y la finalización del proyecto de integración. Los chicos cantan a coro el que creo es el himno del colegio y posteriormente hablan autoridades, terminando con la entrega de un libro a los alumnos.
Tiempo de “fika”, es decir, tiempo para tomar un café, un dulce y compartir charla. Todos los profesores se dan cita en la sala de profesores; un espacio acogedor, luminoso y agradable, dotado de sofás, una mesa de reunión y una cocina completa, pensado para relajarse, charlar y reponer energía. Los suecos consideran este tiempo de “fika” como el secreto de la productividad laboral del país. En la cocina, van pasando los profesores y se van sirviendo un café y un trozo de tarta. En la fila, junto a la directora del Instituto de Lenguas Maternas, tengo ocasión de conocer y charlar con un profesor que lleva puesta una camiseta en la que se lee “Sevilla”. Me cuenta que estuvo en Sevilla, Córdoba y Granada hace poco tiempo y que le encanta España e Italia. Más tarde supe que ese señor era un alto representante de la autoridad educativa local.
12:00 h. Silvia tiene una reunión en su centro de trabajo, cosa que aprovecha para imprimirme la tarjeta de embarque y el certificado de asistencia. Yo vuelvo al hotel y aprovecho para realizar unas compras de última hora. Mi hotel, está muy céntrico y a pocos minutos a pie de la zona comercial.
13:30 h. Silvia me recoge en el hotel para dirigirnos a la escuela Delfinskola, segunda cita lectiva de la jornada donde podré dar clase a un grupo de 20 alumnos de 2º y 3º grado. Me recibe Rafael, nicaragüense muy moreno y simpático de nacionalidad sueca afincado en Suecia desde hace 22 años, quien me presenta a sus compañeros Óscar y Linda. De camino al gimnasio, situado en otro módulo de la escuela, me cuenta sobre la situación de inestabilidad de su país y de toda América Latina. Se trata de una escuela que atiende a un porcentaje elevado de alumnado inmigrante; en el grupo, la cabellera rubia y tez clara están en clara minoría. Observo que hay un grupo de chicos algo inquietos que presentan un comportamiento un tanto disruptivo, lo que me hace temer lo peor. Los tres profesores se integran en la sesión y participan de principio a fin; Linda hace las veces de traductora al sueco de mis instrucciones en Inglés. Como es costumbre aquí, trabajamos descalzos o en calcetines. Nos reunimos en corro, me presento, establecemos normas y nos ponemos a jugar. Percibo que las actividades de calentamiento les gustan y que el grupito de los “guerrilleros”, aunque un poco brutos, se van enganchando a la sesión. Es fundamental tenerlos motivados y que no abandonen si quiero que la sesión sea un éxito. Noto que por op general, les cuesta seguir el ritmo de actividad de la clase, creo que no están acostumbrados a este tipo de trabajo; aún así veo que les gustan los juegos y percibo en sus caras expectación por conocer el siguiente juego. Nuevamente el juego de cuerdas por parejas, vuelve a ser un éxito y logra arrancar los saltos y gritos de los alumnos por ver quién conseguirá el punto. Tras un juego de vuelta a la calma ponemos fin a la sesión con un fuerte aplauso por el buen trabajo realizado. Me despido de los chicos con un choque de manos como señal de agradecimiento por el buen rato que me han hecho pasar. Una muy buena sesión de trabajo que pone el broche final a mis actividades lectivas aquí en Lund y que cierra toda una semana de experiencias fantásticas.
Silvia me ha invitado a cenar a su casa, vive a poco más de 500 metros a pie del colegio, son las 17:00 h. Sigo las indicaciones de Rafael y llego a casa de Silvia caminando por caminos estrechos asfaltados entre grandes espacios de zonas verdes por los que es difícil encontrase con alguien a estas horas. El tiempo ha empeorado y comienza a lloviznar. En casa de Silvia, esperamos a Daniel, su marido, mientras charlamos tomando un refresco en la cocina. La conversación sirve para hablar de Erasmus, como no puede ser de otro modo, de los prejuicios de determinadas culturas, y para hacer balance de mi estancia en Lund. Durante la cena no falta conversación bien animada, Daniel es un conversador irónico y simpático con mucho criterio que conoce bien las relaciones internacionales y al que me gusta escuchar. Las diferencias entre la sociedad, la cultura y el carácter sueco y latino, y las dificultades que tuvieron que sortear al llegar a Suecia, son algunos de los temas que abordamos, mientras degustamos el rico plato de pasta que ha cocinado Daniel. Son las 19:30 h. Me despido de ambos, agradeciéndoles de corazón su amabilidad y generosidad por el trato recibido y por abrirme las puertas de su casa. En Villafranca de los Barros tenéis vuestra casa. Nos vemos en España. Gracias por todo!
De vuelta al hotel, abro mi diario y me siento a escribir este penúltimo capítulo de mi aventura en Lund. Mañana cojo la maleta, como dice la canción, y vuelvo a España. Ya hay ganas de ver a la familia, amigos y compañeros. No olvides dejar tu comentario en el blog.
Espero todo bien por el cole. Muchas gracias Víctor por poner la música hoy en el Sport&Sound.
Erasmus en estado puro.
Un abrazo.
Diego
Buenas noches, Diego!
ResponderEliminarUn día completito si y un relato como siempre magnífico tan detallado que parece que estuviéramos contigo ahí. Un abrazo desde Don Benito.
Me alegro mucho te guste. Un placer hacerte partícipe y compartirlo contigo. Mañana vuelta a casa. Suerte el domingo.
EliminarMe alegro que el día te haya cundido y que hoy tus sensaciones sean positivas en lo que al trabajo con los chicos se refiere, por desgano y desilusión por tu parte no iba a ser, eso lo tenía claro. Buen viaje de regreso!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Ana. Siempre al pie del cañón con tus comentarios y mensajes de afecto desde primera hora de la mañana. Un placer hacerte partícipe de mi aventura en Lund.
EliminarMañana vuelta a casa. Nos vemos el lunes.
Un abrazo.
Buen viaje de regreso Diego. El diario es puro detalle. Parece que al leerlo estamos viviendo el día a día de tu estancia.
ResponderEliminarMe alegro mucho que te guste Luis y que participes de mi experiencia. Ya en pie. En breve vuelvo a cruzar el estrecho de Oresund dirección Copenhague desde donde cojo el vuelo. Nos vemos el lunes.
EliminarUn abrazo.
Nos alegra que la experiencia esté siendo fantástica.
ResponderEliminarTe esperamos en casa. Buen viaje
Muchas gracias por tu comentario! Qué alegría verte por aquí. Un beso para Lourdes y los niños. Nos vemos pronto.
EliminarUn fuerte abrazo. Ya de regreso.
Ves como es muy importante conocer mundo? Gracias a tu viaje he visto que no es oro todo lo que reluce, que aunque tenemos que aprender mucho de los suecos y este tipo de culturas ellos también tiene que aprender mucho de nosotros. viva la multiculturalidad (vale esa palabra?) España, crisol de culturas. Buen regreso.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo Manolo. Nada es perfecto, todo es mejorable. Ya en casa, muchas gracias!
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy chulo profesor
ResponderEliminarBuena crónica como siempre Diego. Estamos allí sin salir de aquí jejeje. El Sport & Sound fue perfecto 😜😅👍👍
ResponderEliminarMuchas gracias Víctor por tus palabras y por poner la música en el Sport& Sound! Los chicos y y te lo agradecemos.
ResponderEliminarUn abrazo.
precioso todo ,me encanta
ResponderEliminarlaura gonzalez ortiz
Me alegro mucho te guste!
EliminarUn abrazo y gracias por tu comentario.
Muy guay profe todo es estupendo y tengo muchas ganas de que buelbas.Bueno que te lo pases bien adios!!
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