SMALL DIARY ABOUT MY STAY IN CYPRUS: 21_01_2017

No puedo decir que haya dormido mucho, pero al menos he descansado algo. Aguanto en la cama dando vueltas, los nervios del viaje no me dejan dormir. Es muy temprano, hasta las 10:30 h. no sale el transfer del hotel que me lleva al aeropuerto. Hago tiempo en la habitación antes de bajar a desayunar viendo el canal 24 horas de noticias, donde no paran de comentar todos los detalles de la investidura de Donald Trump como presidente de los EE.UUU. Bajo a la cafetería y desayuno tranquilamente, no tengo prisa. Se celebra FITUR en Madrid y en la cafetería se mezclan razas y lenguas de diferentes partes del planeta. Subo a la habitación y hago un poco de tiempo, ultimo detalles, cierro maleas y cojo transfer destino aeropuerto. Son las 10:30 h.

El transfer me deja en la T1. Camino por dentro de la terminal cinco minutos hasta llegar a la T2 desde donde sala mi avión. Me dirijo al mostrador de mi aerolínea, saco tarjeta de embarque y facturo maletas. Estoy preocupado por el peso de mi maleta, excede en algunos kilos el permitido. Afortunadamente no me ponen ningún problema e incluso me ofrecen facturar la maleta de mano gratuitamente, a lo cual accedo.

Control de seguridad. Fuera zapatos, cinturón, tablet, teléfono… Paso arco de seguridad. Las pantallas informativas no ofrecen aún mi puerta de embarque. Espero información paseando por sala de espera y viendo escaparates de tiendas hasta que anuncian mi puerta, la D62.

11:30 h. Toca esperar, hasta las 12:35 h. no abren puerta de embarque y hasta las 13:15 no sale mi vuelo. Hago tiempo escribiendo algunas notas para mi diario y dando vueltas a la sala de espera. Voy a tener tiempo de estar sentado, me esperan 4 horas hasta Atenas y dos hasta Larnaca.

Música, una peli y alguna que otra cabezadita hacen que el vuelo hasta la capital griega no se me haga demasiado pesado. El avión llega al aeropuerto de Venizelos diez minutos antes de lo esperado . Dispongo de cuarenta y cinco minutos para coger la conexión a Larnaca. Una auxiliar de la compañía aérea nos acompaña por el aeropuerto y nos dirige hacia nuestra puerta de embarque. El aeropuerto de Atenas es muy grande, todo mucho más fácil con ella.

Cojo avión rumbo a la maravillosa isla que, según la mitología griega, vio nacer a la diosa Afrodita. Tras dos horas de vuelo llego a mi destino final. Recojo mis maletas y me dirijo hacia la salida, donde me espera mi buen amigo Constantinos. Nos saludamos y nos damos un abrazo con la alegría lógica de volver a vernos. De camino a Nicosia nos preguntamos por las familias y charlamos sobre nuestros colegios, sobre el programa de actividades que hemos previsto desarrollar durante la semana y, naturalmente, sobre nuestros programas europeos.

En la puerta del hotel Constantinos me ayuda a bajar las maletas, momento que aprovecho para hacerle entrega de un pequeño regalo que le he traído desde España, una camiseta de mi equipo, el Athletic Club de Bilbao, personalizada con su apellido. A Constantinos le gusta mucho el fútbol, es un gran forofo del APOEL. Me alegra comprobar que he acertado con el regalo, lo noto en su cara. Nos hacemos un selfie para inmortalizar el momento. Nos despedimos. Quedamos en vernos mañana.

Ya en la habitación tardo un buen rato deshaciendo maletas y organizando cosas. La habitación es amplia, moderna y acogedora, y tiene una pequeña mesa donde poder trabajar, aunque las vistas no pueden ser peores. Da a un pequeño patio interior donde están situados conductos y aparatos de aire y calefacción.

Me duele un poco la cabeza, debe ser de la tensión del viaje y del ruido del avión. No he cenado, pero tampoco me apetece mucho salir, estoy cansado. Me doy una ducha, me tomo un paracetamol y me voy a la cama. Espero dormir algo esta noche, anoche dormí más bien poco.

Erasmus en estado puro.