CEIP JOSÉ RODRÍGUEZ CRUZ

domingo, 20 de mayo de 2018

SMALL DIARY ABOUT OUR STAY IN KROSNO_19_5_2018


Inicio la redacción de otro capítulo de este pequeño diario de abordo con el que pretendo haceros partícipes de una nueva aventura Erasmus del CEIP José Rodríguez Cruz, en este caso en Krosno (Polonia), donde se va a celebrar el IV y último encuentro de nuestro proyecto E+ KA219 “Play with me and teach me” del 19 al 26 de mayo junto a nuestros socios polacos, chipriotas, turcos e italianos. Este encuentro supone el broche final a un proyecto de tres años (2015-2018) en el que hemos estado trabajado en torno a la cooperación y el intercambio de buenas practicas con nuestros socios europeos.

Comienzo el día con la tranquilidad y la confianza que me otorga el saber que está todo preparado y bajo control. Desde el Cole hemos invertido mucho trabajo y esfuerzo para que las cosas salgan bien y hemos revisado a fondo y en numerosas ocasiones todos y cada uno de los factores a tener en cuenta; aún así, siempre me queda la incertidumbre de que algo se nos pueda haber pasado por alto. Aunque tranquilo, la profesión va por dentro y no puedo evitar sentir la responsabilidad que supone el viajar con diez alumnos del cole y cierta presión por que todo salga como esperamos. Ojalá no tengamos ningún contratiempo.

13:15 h. Santuario de la Coronada. Besos, abrazos, risas y alguna que otra lágrima, en la calurosa despedida que nos brindan las familias. Me gusta mucho ver cómo compañeros de clase de los alumnos seleccionados para viajar, se han querido acercar a La Coronada para despedir a sus amigos. Mientras el conductor juega al “tetris” para hacer que las maletas quepan en el remolque, vamos tomando asiento y… arrancamos rumbo a Sevilla desde donde cogeremos vuelo directo a Cracovia.



Viaje distendido y alegre hasta la capital andaluza. Risas nerviosas, conversaciones sobre las familias de acogida, selfies, una lección express a la Srta. Lola sobre las funcionalidades de Instagram y, alguna que otra canción de Paco Candela, hacen que se nos pase el viaje en un periquete. 




Ya en el aeropuerto, mientras hacemos cola para facturar las maletas, aprovechamos para comer. Están todos los asientos ocupados, por lo que nos sentamos en el suelo e hincamos el diente a los bocatas. Tras reponer energías nos dirigimos a pasar el control de seguridad; nos despojamos de nuestras pertenencias, las dejamos en la bandeja y vamos pasando uno a uno por el arco, no sin ocasionar cierto atasco en la cola provocado por nuestros nervios y por la falta de costumbre. Buscamos ahora nuestra puerta de embarque, la 11, vamos sobrados de tiempo. Esperamos unos minutos a que se abra, vamos al baño y maleta y mochila en mano bajamos a pista para montar en el avión; es lo que tiene viajar en compañía de bajo coste, pero el presupuesto no da para más. Con el avión de fondo, posamos para hacernos una foto de grupo. Un operario nos llama la atención; lo siento, había que inmortalizar el momento.













Subimos al avión y vamos tomando asiento. Nuestros chicos están nerviosos, especialmente Silvia, a quien antes de subir las escalerillas se le había caído alguna que otra lágrima. Es normal, no ha volado nunca; todos, compañeros y profesores intentamos traquilizarla. Cristina Burguillos también está nervisosa, se lo noto en su cara. Hace mucho calor en el avión, va a tope y aún no han puesto el aire. La Srta. Coro saca un abanico de su bolso y, aunque pequeño, sirve para mitigar un poco el calor. Tras recibir las preceptivas normas de seguridad por parte de las azafatas empezamos a coger velocidad para el despegue; juntamos nuestras manos, como si de un ritual se tratara a modo de traquilizante, formando una cadena humana a través de la cual no sólo se podía sentir la presión de nuestras manos, sino también la tremenda ilusión y entusiasmo de nuestros chicos y profesores. Despegamos!!!! Cogemos altura, alguna que otra turbulencia, pero todo bien. Nos soltamos las manos y aplaudimos mirándonos con cara de alegría y satisfacción. Cristina y Silvia dicen ahora que "no era para tanto y que ha estado muy guay". Manuel, que va en ventanilla, flipa en colores con las vistas y no para de decirle a Pablo "esto es alucinante". Los Javis escuchan música y el resto liados con el móvil grabando vídeos y haciendo fotos. De vez en cuando rula por ahí la bolsa de las gominolas.

Casualidades de la vida, coincidimos en el avión con otro grupo de profesores y chicos del colegio público "Fuente Nueva" de Granada que también van a Polonia de Erasmus. Charlamos animadamente con ellos e intercambiamos opiniones y pareceres con ellos. ¡Qué casualidad! Una de las cosas que me llama mucho la atención y que me hace reflexionar para el futuro, es que en su grupo viajan dos padres. Cierto es, según nos cuentan, que los padres se pagan sus costes, pero estaría muy bien poder sondear esa posibilidad para nuestros futuros proyectos.

Tras casi cuatro horas de viaje, que se me han pasado "volando", como dice Cristina, llegamos al aeropuerto de Cracovia, donde nos está esperando Sebastian, cartel en mano, para recibirnos y acompañarnos en bus hasta Krosno; nos quedan dos horitas y media aún para llegar a nuestro destino final. Por el camino, sacamos nuestras bandejitas de embutidos de la tierra y cenamos. Hago que Sebastian y el conductor también los prueben; parece que les gusta. Nuestros chicos no paran de cantar, charlar y reír; son incombustibles. La hora final se nos hace un poco cuesta arriba, circulamos por carreteras estrechas y sinuosas; Víctor esta algo mareado y Silvia no para de preguntar cuánto falta. 







Por fin, Sebastian anuncia Krosno provocando el aplauso y los gritos de nuestros chicos; llegamos a nuestro destino. Las familias nos esperan en el aparcamiento del hotel donde se alojan lo profesores. No hay mucha luz, no parece el sitio más adecuado para realizar la distribución, máxime teniendo el hotel al lado, pero... Bajamos del autobús y comienzan las presentaciones, las risas, lo nervios; por fin conocemos en persona a los chicos y chicas con los que hemos estado manteniendo contacto previo durante todos esto días y a sus familias. Nuestros alumnos se despiden de nosotros y se marchan con sus familias de acogida. Al poco tiempo, el grupo de whatsapp "Krosno" formado por todos los profesores y alumnos de nuestra delegación, comienza a ofrecer lel primer aluvión de impresiones y valoraciones; todas ellas muy positivas para nuestra tranquilidad.

En el hotel, tras registrarnos, nos despedimos de Robert y Sebastian agradeciéndoles su amabilidad por darnos la bienvenida. Subimos a la habitación, estoy "machacao"; mañana a las 6:00 en pie, tenemos previsto visitar Auschwitz.

Espero todo bien por el Cole. Familias, podéis estar tranquilas, hemos hecho un buen viaje y hemos llegado sanos y salvos. 

Erasmus en estado puro!!!


4 comentarios:

  1. Buenos días, Diego!
    Magnífico relato. Desde luego haces que los que quedan aquí vivan tan intensamente el viaje como vosotros. Disfrutad mucho de esa experiencia inolvidable para ellos. Saludos desde Don Benito.

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  2. Muchas gracias Elías por tu comentario; me alegro mucho que te guste mi relato. Encantado de compartirlo contigo.
    Un abrazo desde Krosno.

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  3. Como con Chipre, me encanta la descripción de esta aventura.
    Ya te dije que parece una novela, con final aun por descubrir.
    A la espera del segundo capítulo.

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  4. Me alegro mucho Manolo, muchas gracias por tu comentario; encantado de compartir esta pequeña "novela" contigo.
    Un abrazo desde Krosno.

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