Suena el despertador como cada día. Nos asomamos a la ventana y vemos que está lloviendo. El tiempo ha cambiado, ¡qué pena!
Hoy vamos de excursión con Elisabeta y su marido. Esperamos en la puerta como cada mañana. Llegan antes de lo previsto, pero nosotras ya los estábamos esperando. Hacemos las oportunas presentaciones y partimos rumbo a no sabemos dónde. Estamos totalmente seguras de que sea donde sea, será un buen lugar para visitar.
Durante el camino, conversamos en inglés con el marido de Elisabeta. Llegamos al pie de unas montañas. El paisaje es espectacular: tonos marrones, amarillos y naranjas. Comenzamos a caminar. El camino es abrupto, las hojas están mojadas y resbala mucho. Tenemos que ir con mucho cuidado por el estrecho sendero que nos llevará a la gruta. Hay tramos en los que hay cadenas en la ladera de la montaña para poder agarrarnos y no caer. Justo debajo está el río, debajo de una ladera escarpada.
Por fin llegamos a las grutas. Hay un grupo de estudiantes esperando para entrar. Pasamos todos juntos. El ruido de las voces de los niños se oye en todos los sitios. Pasamos por zonas estrechas donde incluso tenemos que agacharnos para no darnos en la cabeza. Bajamos y subimos escaleras muy empinadas, pero todo merece la pena. ¡Son impresionantes! Estalagmitas y estalactitas con formas diferentes y mucha agua que mana allí. Un paseo por el interior de la tierra de más de 1km.
Salimos fuera, nos molesta un poco la luz del sol pero pronto se adaptan nuestros ojos. Tenemos que volver hasta el coche, pero esta vez cogeremos otro camino, iremos andando justo al lado de la vía del tren.
El cansancio se hace notar, poco hablamos, sólo caminamos. Silencio, silencio entre nosotros, para así escuchar el canto de algún pájaro y el agua del río que corre hacia Oradea.
Llegamos al coche y nos dicen que vamos a visitar una zona donde vive la comunidad eslovaca: Slovakian Huta. Precioso el restaurante, y mucho mejor la comida. Como perfectos anfitriones, no nos dejan pagar. Nos cuentan que él es de Rumanía, ella es húngara, pero su madre era de Eslovaquia, y su abuelo alemán. Una mezcla de culturas. Pasemos por la zona. Hay un estanque, una antigua harinera y un taller donde se elabora cristal de forma artesanal.
Finaliza nuestra excursión no sin antes ofrecerse a llevarnos al centro comercial de Oradea por si queríamos comprar algo.
Terminamos nuestro día como todos, redactando nuestras vivencias aquí en Rumanía para compartirlas con todos vosotros.
¡Erasmus en estado puro!
Que interesante y que bonito los lugares que habéis visitado aunque ..... da un poco de miedo . Los chicos y chicas de quinto B y Jara os leen vuestro diario , lo han hecho con la seño Ana Beltrán pero están tan entusiasmados que desde primera hora lo querían leer.
ResponderEliminarNos han entrado ganas de ir . Esperamos vuestro próximo diario y os mandamos un fuerte abrazo .
Qué alegría de leeros, las fotos una auténtica maravilla, lo transmitís todo tan bien que una cierra los ojos y se ve allí, en las grutas, en Oradea, juntas, riéndonos, hablando y así hablando cerrando los ojos no sin antes esbozar una amplia sonrisa.
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