Último día de movilidad en Essen. Día gris y lluvioso, aunque menos frío que los pasados. La jornada se presenta densa por lo apretado de la carga lectiva, como todas aquí. No puedo decir que mis colegas alemanes se hayan quebrado mucho la cabeza en configurar un programa de actividad con alguna visita cultural o actividad social alternativa. Toca hacer maletas y emprender viaje de vuelta a casa. De camino al Instituto, los tulipanes ponen color a la mañana mientras hago balance de una intensa semana de trabajo con sensaciones contrapuestas.
9:30 h. Primer descanso de la mañana. Tomo notas en la sala de profesores para mi diario mientras almuerzo un pequeño bocadillo. Para mi sorpresa, una profesora a la que no conocía y con la que no había coincidido previamente, se me presenta y establecemos una pequeña conversación. Tras un rato hablando, me pide mi opinión sincera sobre mi estancia en su instituto. Sin ánimo de ofender y con toda sinceridad, le comento que he disfrutado mucho de las sesiones con los alumnos pero que no he sentido calor ni demasiada consideración por parte de mis colegas alemanes durante toda la semana. Soy consciente, pues he pasado por varios, de que cada centro tiene su propia cultura escolar y que las relaciones entre los distintos agentes de la comunidad educativa pueden ser de lo más variadas, pero también soy consciente de que un invitado no se merece tanta indiferencia.
9:50 h. Segunda sesión. Clase con Mr. S. y alumnos de grado 6d. A este profesor le conocí el primer día de mi estancia en Essen; sin embargo, pese a coincidir con él en numerosas ocasiones y ser conocedor de que tenía clase con sus alumnos, no se ha dirigido a mí hasta minutos antes de la sesión. Aunque algo distante en principio, cambia de registro cuando le hago entrega de un pequeño obsequio traído desde España. Grupo numeroso de 32 alumnos que, para ciertas actividades, hace pequeño el gran gimnasio con el que cuentan. Me presento y tomo los mandos de la nave. Desarrollo la sesión con total normalidad, como todas aquí; chicos disciplinados y trabajadores con magnífica actitud. Los alumnos acaban encantados y reventados, creo que esta noche van a dormir bien. Tengo la impresión general que no están muy acostumbrados a moverse ni al contacto físico, cosa que el profesor achaca al coronavirus. Sinceramente pienso que se centran en la propuesta de técnicas deportivas específicas y analíticas que no fomentan la movilidad de los alumnos. Respecto al contacto físico, me resulta curioso observar cómo evitan mantener contacto físico con el profesor. No he visto una muestra de contacto físico entre profesor y alumnos durante mi estancia en Essen; no así entre los alumnos. Puedo pensar que el respeto hacia la figura del docente y cuestiones culturales sean los motivos de tan distante relación.
11:20 h. Segundo descanso de la mañana. Las noticias de la ola de calor que azota España llegan a Alemania. Tomo notas para mi diario en la sala de profesores y repongo energías.
11:45. Tercera sesión. Clase con Mr. P. y segunda sesión con grupo de grado 5d. Grupo numeroso e interracial de más de 32 alumnos en el que el color de la piel adquiere todas las tonalidades que van desde el blanco al negro. Realizo una sesión con actividades de iniciación deportiva diferente a la de ayer que nuevamente logra enganchar a lo alumnos de principio a fin con actividades muy dinámicas. Como observadores, el profesor Mr. P. y un alumno de prácticas más pendiente del teléfono móvil que de otra cosa. Me despido de los alumnos hasta siempre agradeciéndoles la oportunidad brindada e inmortalizo el momento con una foto de grupo. Un chico rubio muy simpático se me acerca y me dice: "You are a nice teacher". Otra chica muy linda con la cara sudorosa me dice si puedo hacerme una foto con ella. Pequeños gestos que me hacen sentir contento y me ofrecen pistas sobre la satisfacción de los alumnos en apenas un par se sesiones; para mí lo más importante y uno de los objetivos de mi estancia en Essen.
Maleta en mano, hago por ver a Rafael, conserje del centro paisano cordobés, y despedirme de él antes de abandonar el Carl Humann Gymnasium. Mi contacto alemán ya se despidió de mí por la mañana a través de un frío mensaje de Whatsapp.
Abandono la ciudad en tren con mucho tiempo de antelación rumbo al aeropuerto de Dusseldorf, no sea que haya algún contratiempo en el trayecto. Ya en el aeropuerto esperando la apertura de mi puerta de embarque, hago balance de estos días de aprendizaje en Essen en los que he disfrutado mucho de las clases con los alumnos y en los que no he tenido oportunidad de establecer lazos de cercanía y amistad con los docentes alemanes. Tengo la impresión personal de que yo les he dado mucho más de lo que ellos me han dado a mí. Aun así, la experiencia ha merecido sin duda la pena y me ha ofrecido una visión de una Europa diversa con grandes diferencias de pareceres y caracteres, pero siempre respetuosa y tolerante.
Me ha gustado mucho conocer tu experiencia en Alemania, y entiendo esa sensación de vacio cuando tienes la impresión de que has dado mucho más de la atención que los profes te han prestado. Pero una persona inteligente, super trabajadora y entusista como tú, hará que en la balanza pesen mucho más los gestos, comentariosy miradas de los alumnos así como el trabajo bien desarrollado.
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